10 grandes mitos de la alimentación infantil
Un estudio realizado en 2011 por la Universidad de Granada, España muestra que los niños pueden comer hasta 80% más verduras cuando se les permite elegir. Visiten el supermercado juntos y platícale la importancia que tiene este grupo de alimentos.
Si bien la leche es un alimento indispensable en la dieta de los niños, no llega a cubrir todas sus necesidades nutrimentales. Es importante incluir alimentos de los 3 grupos del Plato del Bien Comer.
Al día de hoy no existe evidencia que compruebe mayores ventajas nutrimentales de estos alimentos sobre los convencionales. Si bien son libres de pesticidas y fertilizantes, los riesgos de contaminación bacterial son similares entre ambos.
Este es uno de los mitos más sonados. Si el niño está gordito es porque tiene exceso grasa abdominal, por lo tanto presenta un factor de riesgo cardiovascular y definitivamente ¡no está sanito!
Debemos respetar el apetito de los niños, éste varía según la etapa o incluso de un día para otro. Si no tiene hambre, no lo obligues a comer pero eso sí, respeta los horarios de comida y evita servirle cuando lo pida. El mejor prólogo para una buena digestión es el hambre.
Hasta el momento no existe evidencia sólida de que el consumo de azúcar (como tal) altere la conducta de los niños. Se necesita más investigación para que se pueda comprobar este vínculo. Lo que podría sobresaltar a los niños es la cafeína presente en algunas golosinas.
No existen alimentos malos, sí malas combinaciones y porciones inadecuadas. Si bien el cereal de caja aporta un contenido de azúcar, algunos cereales ayudan a completar la ingesta diaria sugerida de importantes nutrimentos como las vitaminas y los minerales.
La mayoría de las vitaminas y los minerales que necesitan los niños están en los alimentos, basta con llevar una dieta completa y variada para obtener la dosis diaria. Hoy en día muchos alimentos como el cereal, el jugo de naranja y la leche vienen fortificados con vitaminas como la A y la D, hierro, calcio y zinc que ayudarán a prevenir alguna carencia nutrimental. Mismo así, en algunos casos, el nutricionista o el pediatra pueden recomendar la utilización de multivitamínicos.
La única diferencia entre la leche entera y la descremada o “light” es el aporte de grasa. Es recomendable que los niños beban leche entera después de su primer año de vida pero antes del tercero, pues necesitan la grasa para un correcto desarrollo neuronal. Después de esa edad pueden consumir leche descremada, fortificada con vitaminas.
Ni el desayuno sustituye el lunch, ni el lunch al desayuno. Son dos importantes tiempos de comida. Asistir a la escuela sin desayunar provoca debilidad, bajo rendimiento, poca concentración, irritabilidad y baja energía para realizar actividad física.