Los Ácidos Docosahexaenoico (DHA) y Araquidónico (ARA) en la Nutrición Infantil
Introducción
Los lípidos son componentes estructurales de todos los tejidos y son indispensables para la síntesis de las membranas celulares. El cerebro, la retina y otros tejidos nerviosos son particularmente ricos en ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga (AGPI-CL).
El ácido docosahexaenoico (DHA) es un ácido graso poliinsaturado de la serie omega-3, formado por una cadena de 22 carbonos con seis dobles enlaces. Se encuentra en el aceite de pescado y en algunas algas.
Es posible metabolizar DHA a través de la conversión en el organismo del Ácido alfa-linolénico (ALA), otro ácido graso omega-3, pero el grado de conversión es muy reducido, por lo que es de radical importancia contar con fuentes dietarias o suplementarias de DHA y en especial durante el embarazo, la lactancia y la niñez temprana.
El ácido araquidónico (ARA) es un ácido graso poliinsaturado de la serie omega-6, formado por una cadena de 20 carbonos con cuatro dobles enlaces.
Al igual que el DHA, el ácido araquidónico forma parte de fosfolípidos de las membranas de las células, y es el precursor para la biosíntesis de eicosanoides, mediadores para el sistema nervioso central, los eventos de la inflamación y de la respuesta inmune. Los vegetales son pobres en ARA, encontrándose este en mayor abundancia en el pollo, huevos y carne de res.
El ácido araquidónico puede sintetizarse a partir del ácido linoleico, uno de los ácidos grasos esenciales requeridos por la mayoría de los mamíferos. Sin embargo, esta conversión es también muy limitada, por lo que el araquidónico se torna parte esencial de la dieta.
Importancia Biológica
El DHA constituye el 97% de los ácidos grasos omega-3 del cerebro y un 93% de los de la retina. Constituye entonces un nutriente de radical importancia para el desarrollo cognitivo del bebé durante la gestación y la lactancia. Este efecto se extiende durante todo el ciclo del vida, particularmente en la salud cardiovascular y cognitiva.
Al ARA representa el 50% de los ácidos grasos omega-6 del cerebro y un 60% de los de la retina. Es válido entonces el mismo argumento sobre su crítica importancia en el desarrollo infantil. Adicionalmente, el ARA es crítico para el crecimiento, es un precursor de las moléculas que regulan la inmunidad y también de las moléculas que regulan las células del organismo humano.
Está ampliamente demostrado que los niños alimentados con fórmulas con niveles más altos de DHA o administradas durante períodos más largo exhiben una mejor agudeza visual o mayor sensibilidad de la retina a la luz. 1
En el aspecto cognitivo, numerosos estudios han demostrado un mayor desarrollo mental con la suplementación con DHA. En un estudio suplementando niños con DHA durante 12 meses, a los 18 meses de edad los niños suplementados mostraron índices de desarrollo mental y habilidades de lenguaje mayores que las de los niños no suplementados.2
La Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) recomienda niveles de ingesta de DHA durante la pre-concepción, el embarazo y la lactancia de 250 mg, ≥300 mg y ≥200 mg respectivamente. Consecuentemente, las fórmulas infantiles debieran reflejar obligatoriamente niveles suficientes de DHA, similares a los que se encuentran en la leche materna.
La Dupla DHA-ARA
A menudo se discute la necesidad de suplementación de ARA, en especial porque hay pocos estudios que muestren el efecto de este omega-6 por sí mismo. Sin embargo, en vista de la demostrada esencialidad condicional del DHA, no sería ético hacer estudios que no incluyan el DHA en la fórmula que se investiga. Entonces, prácticamente toda la ciencia moderna nos ofrece evidencia sobre el efecto de la combinación de estos dos ácidos grasos.
En el aspecto cognitivo, se ha demostrado que niños suplementados con fórmulas con DHA+ARA (DHA 0.21% + ARA 0.35% x 4 meses) muestran mejores habilidades cognitivas a la edad de 6 años. 3 Este estudio y varios otros nos muestran que los efectos de una adecuada nutrición en DHA y ARA tendrá también beneficios a muy largo plazo en la vida del niño y del adulto.
Esto es también importante en términos de cuándo esperar resultados de una adecuada nutrición en lípidos esenciales. Niños suplementados con DHA y ARA durante los primeros 12 meses de vida no muestran diferencias con el grupo control a los 18 meses, sin embargo a los 3-5 años hay efectos positivos en el aprendizaje de reglas y disciplina, a los 5 años tienen mejor habilidad verbal, y a los 6 años muestran mejores puntajes de inteligencia 4.
La leche humana contiene tanto DHA como ARA. El contenido de ARA es prácticamente constante, independientemente de la dieta de la madre. Esto sugiere una gran importancia biológica, junto con el DHA trabajan juntos en forma indisoluble. Por este motivo, la mayoría de las fórmulas infantiles contienen tanto DHA como ARA.
30 años de conocimiento científico plasmados en un reporte de la FAO/OMS5 nos dicen que el DHA y el ARA (trabajando juntos), son importantes para el desarrollo cerebral y la visión.
Es importante tener en cuenta que las consecuencias de largo plazo de suplementar DHA sin ARA no han sido estudiadas. Como tampoco sería ético hacerlo, y así los demuestra el diseño de los estudios de los últimos 20 años.
La inclusión entonces del ARA en las fórmulas infantiles permite que estas se asemejen más a la leche materna que naturalmente contiene ambos nutrientes. Los primeros 1000 días que transcurren desde la concepción hasta que el niño cumple dos años son una ventana de oportunidad crítica en el desarrollo integral del mismo. Es entonces crucial que el niño reciba todos los nutrientes necesarios para su nutrición y su salud de largo plazo.
Basados entonces en el principio precautorio, en ausencia de información que respalde la seguridad de administrar DHA sin ARA, debiera ser entonces obligatoria la inclusión de ambos nutrientes en toda fórmula infantil.
A continuación se detallan recomendaciones para niveles de DHA y ARA en fórmulas infantiles, según diferentes organismos internacionales:
% DHA | % ARA | |
1992 British Nutrition Foundation | 0.4 | 0.4 |
1994 FAO/WHO Expert Panel | 0.35 | 0.7 (AGPI n-6 total) |
1999 ISSFAL Expert Panel | 0.35 | 0.5 |
2001 Child Health Foundation (Germany) | > 0.2 | > 0.35 |
2007 American Dietetic Assoc & Dietitians of Canada | > 0.2 | > 0.2 |
2008 World Assoc of Perinatal Medicine * | > 0.2 | > 0.2 |
2010 FAO/WHO Expert Consultation | 0.2 – 0.36 | 0.4 – 0.6 |
*Las recomendaciones representan los mínimos niveles de suplementación eficaz
* Niveles mayores de suplementación (DHA 0.32%, ARA 0.64%) muestran mayores beneficios
* Para niños prematuros, la necesidad de DHA y ARA es más aguda
Referencias
1 Birch EE, Carlson SE, Hoffman DR, Fitzgerald-Gustafson KM, Fu VL, Drover JR, Castañeda YS, Minns L, Wheaton DK, Mundy D, Marunycz J, Diersen-Schade DA. The DIAMOND (DHA Intake And Measurement Of Neural Development) Study: a double-masked, randomized controlled clinical trial of the maturation of infant visual acuity as a function of the dietary level of docosahexaenoic acid. Am J Clin Nutr. 2010 Apr;91(4):848-59.
2 Drover JR, Hoffman DR, Castañeda YS, Morale SE, Garfield S, Wheaton DH, Birch EE. Cognitive function in 18-month-old term infants of the DIAMOND study: a randomized, controlled clinical trial with multiple dietary levels of docosahexaenoic acid. Early Hum Dev. 2011 Mar;87(3):223-30.
3 Willatts P1, Forsyth S, Agostoni C, Casaer P, Riva E, Boehm G. Effects of long-chain PUFA supplementation in infant formula on cognitive function in later childhood. Am J Clin Nutr. 2013 Aug;98(2):536S-42S.
4 Colombo J, Carlson SE, Cheatham CL, Shaddy DJ, Kerling EH, Thodosoff JM, Gustafson KM, Brez C. Long-term effects of LCPUFA supplementation on childhood cognitive outcomes. Am J Clin Nutr. 2013 Aug;98(2):403-12.
5 FAO/ WHO Joint report, Fats and Fatty Acids in Human Nutrition, Report of an expert consultation, Food and Nutrition Paper no 91, FAO, Rome, Italy, 2010, disponible en : http://foris.fao.org/preview/25553-0ece4cb94ac52f9a25af77ca5cfba7a8c.pdf