La fortificación de carnes vegetales es una excelente opción tanto para consumidores preocupados en adoptar un estilo de vida mas saludable como para aquellos renuentes a cambiar sus hábitos alimentarios.
En la ultima década, las dietas vegetarianas y veganas han ganado cada vez mas seguidores alrededor del mundo, haciendo con que el mercado invierta en productos que atiendan a este segmento de la población, como las carnes vegetales que se asimilan mucho en textura y sabor a la proteína animal. Aunque estos sustitutos tengan un atractivo emocional importante y un papel grande en la reducción del consumo de carne roja, el simple hecho de dejar de comer carne sin hacer ajustes a la dieta, puede llevar a carencias nutricionales importantes, principalmente de los tres nutrientes vitales que siguen:
Vitamina B12
Miembro de la familia de las vitaminas del complejo B, es esencial para la formación de la sangre y para el buen funcionamiento del sistema nervioso y el cerebro. Por lo tanto, es crucial, principalmente en la etapa de crecimiento y desarrollo rápido.
Hierro
Mineral necesario para llevar oxígeno a todas nuestras células y en el desarrollo de la cognición, el hierro también es esencial en el último trimestre del embarazo, para suplir las necesidades del bebé. Su deficiencia lleva a anemia – enfermedad que afecta a 52% de las mujeres embarazadas, al 39% de los niños menores de 4 años y al 48% de los niños entre 5 y 14 años, y también puede causar retrasos en el desarrollo mental.
Zinc
Mineral que ejerce un papel importante en la función inmunológica y también apoya al desarrollo óseo y un desarrollo adecuado desde la etapa embrionaria hasta la vejez.
El equilibrio es fundamental
En este contexto, para ofrecer una alternativa más equilibrada a la población, diversos investigadores han creado y recomiendan la dieta planetaria, que nada más es un sistema alimentario sostenible, alcanzable por medio de dietas predominantemente basadas en vegetales (plant based diet) que causan un menor impacto al medio ambiente, ya que utilizan menos cantidades de tierra y agua.
La recomendación es que el menú sea compuesto, de preferencia, por legumbres, verduras, frutas y cereales integrales, pero que haya consumo de cantidades reducidas y de manera ocasional de carnes, peces, huevos, cereales refinados (arroz, pan, pasta) y tubérculos (papa y yuca).
Por lo tanto, el recurso de fortificación de la carne con vitaminas y minerales (¡aumentando su valor nutricional!) puede ofrecer una oportunidad interesante para satisfacer las necesidades del consumidor y actualizar las recomendaciones sobre los objetivos nutricionales, dietéticos y sostenibles. Es decir, una persona que elije consumir una cantidad pequeña de proteína animal en su día a día puede aún así tener muchos beneficios a la salud.
Esto se debe a que, en general, el concepto de estos alimentos funcionales a base de carne, busca, por medio de estudios de genética, nutrición y transformación, reducir la presencia de compuestos con implicaciones negativas a la salud y aumentar la presencia de compuestos beneficiosos a la salud.
Es decir, la fortificación de la carne es una estrategia comprobada, segura y económica para mejorar la dieta en la población: reducir el contenido de grasas saturadas, sodio y colesterol; añadiendo más antioxidantes, prebióticos y fibras dietéticas, y actuando en la prevención y control de deficiencias de micronutrientes, incluyendo la vitamina D.
Además de atender a los consumidores más enfocados en estilos de vida sostenibles, las carnes fortificadas aún pueden servir a las personas renuentes a cambiar sus hábitos alimentarios, pero que aún no dejan de preocuparse con su propia salud. En fin, la amplia gama de presentaciones disponibles y la posibilidad de incluir otros ingredientes que no sean a base de carne (como soja, nueces, aceites, avena, arroz y trigo) garantizan una mejor aceptación del mercado de estos alimentos tan importantes.
Referencias bibliográficas:
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